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Friday, October 4, 2024

Morfeo indigesto

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En un Juan Valdez

Mayra Encarnacion
Mayra R. Encarnación Meléndez, Carolina, Puerto Rico. Trabaja en la Universidad de Puerto Rico en Carolina. En octubre de 2014 participó en el 13° Encuentro Internacional de Poetas y Narradores de Las Dos Orillas, y el 3er Congreso Americano de Literatura, celebrado en Uruguay. En dicha ocasión, recibió la distinción de Visitante Ilustre en la ciudad de San Carlos. En mayo de 2015, presentó Metáforas del olvido en el Encuentro de Poetas del Mundo, la Isla en versos en Cuba. Obtuvo el primer premio en poesía en el Certamen de Microliteratura organizado por El Post Antillano, 2018. Participó en la publicación antológica titulada De Sur a Sur. Revista de Poesía y Artes Literarias que recibió el Premio especial FIS 2018. Ha publicado los siguientes libros: Deshilo del costado, 2003; El otro en mí, 2003; Tránsfuga, 2009; Metáfora del olvido, 2015; Brújula del tiempo, 2019; y Violencia nuestra de cada día (Antología), 2020. Libro laureado por el PEN de Puerto Rico Internacional con el Primer Premio Nacional 2020. Cofundadora de la editorial Areté Boricua.

Se levantó con el cuerpo lleno de escamas y tejidos cartilaginosos. No podía respirar… Saltó de la cama al piso. No cesaba de contonearse por todo el suelo. El ritmo cardiaco se aceleraba. Las escamas se confundían con el suelo. No entendía qué sucedía con su organismo. No podía definir el tipo de fuerza o energía que la poseía. Solo sentía la necesidad de navegar. Llegó hasta el baño y se impulsó varias veces hasta lograr entrar en la tina de porcelana con patas de león de la abuela. No lograba ver sus piernas ni sus manos. Sentía un movimiento minúsculo en su torso: descubrió que tenía aletas simétricas. Empieza a brincar con dificultad hasta alcanzar el grifo…
Se sumerge en el agua y su respiración mejora. Mueve sus aletas en sintonía con la cola plateada. Se enreda en una cabellera muy extensa y recuerda las cantaletas de la madre sobre los excesos o la caída de cabello en la regadera… No puede moverse, una corriente domina el espacio y la consume… Pasó por largos conductos pestilentes y tropezó con remanentes humanos. Dejó de respirar.

P.D. Lucrecia se levantó gritando y juró que no probará ni un bocado más de sushi.

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